Sara Vallés es una enfermera recién titulada por la Universidad Francisco de Vitoria que centró su trabajo de fin de grado en la equinoterapia para los pacientes oncológicos de pediatría, ya que con ello juntaba sus 2 pasiones en una, los caballos que lleva montando desde pequeña y trabajando junto a ellos más su afán por ayudar a los demás, en especial a los niños, por eso cuando se enteró de que en el hípico donde entrena cuenta con enfermeros, fisioterapeutas y psicooncologos que trabajan con niños oncológicos mediante diversa terapia utilizando como herramienta principal los caballos no dudo en darlo a conocer basándose su proyecto en ello.
Aunque lo que más resalta Sara es que es “una herramienta natural de intervención psico-educativa, social y emocional que utiliza el instinto y hábitos del caballo al servicio del paciente como instrumento facilitador del proceso terapéutico, permitiendo a los pacientes mejorar física y psicológicamente, al igual que avanzar en su proceso de superación de la enfermedad, ya que permite a los niños trabajar en su capacidad de frustración y en su afán de superación, devolviéndoles con estas terapias al aire libre un trozo de infancia que la enfermedad les ha robado, haciéndoles pasar largos periodos entre 4 paredes de hospital que se acaba convirtiendo el lugar donde crece el niño”.
Además como la terapia cada día va cambiando según avanza la relación entre el caballo y el paciente, que según va cogiendo confianza va mejorando su estado físico por lo que se consiguen avances muy rápidos y emotivos, hecho que hace que los niños quieran seguir adelante alcanzado nuevos retos sin cansarse ni desmotivase, como a veces pasa con los típicos tratamientos hospitalarios, aparte de que sirve también como aprendizaje para el personal sanitario que observa como a través del caballo salen a flote conductas que los pacientes no sabían o podían exteriorizar en la consulta, pero sin embargo encima del caballo a ser más libre, respirar aire puro e incluso conseguir olvidarse de lo que le está sucediendo consigue llevar a cabo comportamientos sorprendentes para el estado de su enfermedad, como es el caso de una niña que debido a un tumor cerebral apenas puede andar y sus movimientos son torpes, en cambio encima del caballo es todo lo contrario, se mueve con una soltura y movimientos impecables, que en absoluto te hace sospechar que este luchando contra un tumor y menos en el cerebro.
Por ultimo Sara subraya que en cada sesión de equinoterapia debe contar con enfermos, fisioterapeutas, y demás persona sanitarios que son los encargados de diseñar los ejercicios adaptados según la patología a tratar, observar las mejoras y hablar en equipo de los avances del paciente, la sintomatología visible o la que esconde, y como puede seguir mejorando, por lo que deben trabajar todos en conjunto tanto antes al diseñar los ejercicios a realizar, durante tomando notas de cómo se están realizando y después elaborando un informe que se remitirá al hospital donde se trate al niño y se le valore como parte del tratamiento que se está viendo que es una parte importante y donde más avanzan todos los niños.