Viviendo en una silla de ruedas

Como se sentiría, si un buen día su vida cambia, cada día notas que puedes moverse menos y el día menos pensado te ves en una silla de ruedas, y con ello ya no puedas salir a dar una vuelta, a comprar o si lo hace debe de ser con ayuda de familiares, porque esos a quienes llamas vecinos se niegan hacer obra en el portal, para facilitarte tu vida, como pudiera ser instalar un ascensor donde quepa la silla, una rampa para que te sea más fácil subir o bajar o una plataforma hidráulica, junto a las escaleras, ya sabemos que son obras caras, pero entre todos no sería tanto dineral y sobre todo facilitaría la vida a todas las personas ya sean dependientes o no.

Esto mismo es lo que le pasa a  miles de personas, que se ven obligadas a estar en su casa sin poder salir, aunque no estén en una cárcel, bien lo puede parecer ya que carecen de libertad propia.

Un ejemplo es Pablo Cervera, de 32 años,  y que una enfermedad degenerativa le dejo en silla de ruedas desde los 18 años, y por lo que no le queda más remedio que vivir con su madre, aunque el edifico no está adaptado para ello, ya que el ascensor es pequeño y no entra con la silla, en el rellano a la puerta no cuenta con la rampa necesaria, pero si con escaleras.

Aunque en 2008, cuando la enfermedad empezó avanzar muy fuerte, hablo con los vecinos para poder llevar a cabo las obras necesarias, pero se negaron a ello, y aunque por ello se vio obligado a irse con ayuda de la renta básica y de un familiar a un bajo que le adaptaron durante un tiempo, cuando le toco volver a su casa, se le cayó el alma a ver que no habían movido ni un dedo por él, y que para más inri en otros portales próximos al suyo si se habían hecho las obras necesarias de accesibilidad, por lo que siente que no le queda otra que estar preso en casa de su madre hasta que pueda volver a alquilar un bajo, y su único entretenimiento es ver pasar las horas desde su ventana con el ordenador e intentando aguantar la situación con mucha filosofía y autocontrol

También sabe mucho de ello Ángeles González, de 63 años, y especialmente su marido Luis Ortiz de 73 años, quien debido a un derrame cerebral, lleva en silla de ruedas desde hace 3 años, y con el lado izquierdo totalmente inmóvil, viven en Granada y su mayor problema lo encuentra a la hora de salir a la calle, ya que los coches aparcan en batería, invadiendo la acera, que apenas mide un metro, y aunque mandaron numerosas cartas a la policía y el ayuntamiento, nadie les hacía caso, hasta que mediante change.org, lograron reunir más de 3.000 firmas y al coincidir con antes de las elecciones, el consistorio por fin tomo cartas, y arreglo el problema del aparcamiento, pero sin embargo no se hacen cargo de la acera, que está llena de baches y su ancho no llega al metro, por lo que siguen sin poder salir realmente, ya que la única solución que les han dado es que paguen ellos mismos la obra de ensanchamiento de la acera, ya que los vecinos se oponen a ello.

Por lo que Luis y otras tantas personas, siempre deben depender de alguien si necesitan salir y no quedarse encerrados en sus casas días, meses e incluso años.

Al igual que ellos, se encuentra Rebeca y su hija de 12 años, Sheila, quien sufre Espina bífida y pesa 45 kilos, que la hace estar en silla de ruedas, su edificio no conta de ascensor, lo que obliga a su madre a cargar con la niña en brazo mínimo 4 veces al día, para que pueda salir de casa y asistir al colegio, aunque ya está llegando un momento que no puede con ella y debe pedir ayuda a familiares.

Aunque ya se hablo con los vecinos la idea de ponen un ascensor que sería de gran ayuda para todos, no solo en su caso que viven en el 4º, estos se niegan a su instalación.

Y ellas tampoco pueden hacer mucho mas, ya que solo cuentan con los ingresos de la ayuda a la dependencia que no llegan ni a 285 euros.

Desde cocenfe, explica Mario García, el presidente, señala que hay más 1,2 millones de edificio con barreras arquitectónicas, y que entre el 60%  y 80% de los edificios en los cascos históricos no están accesibles, aunque esta cifra  seguramente será menor ya que se están haciendo muchas mejoras de accesibilidad.

Aunque muchas veces las barreras no son solo en las comunidades de vecinos, ya que en algunos edificios los problemas se encuentran en el interior de estos, aparte de las deficiencias de algunas calles.

La Fundación Once, en su última encuesta, hecha en 2013, donde se analizaron vía telefónica 1.211 viviendas, de las cuales solo 2 de cada 100 disponen de accesibilidad adecuada universal, contando con video portero, sin escalones en la entrada o si lo tienen están dotados de rampa o silla elevadora como vía alternativa, y disponen de una puerta que aunque pese es utilizada con comodidad.

Así un 53% de las viviendas, las puertas tienen un peso adecuado y se utilizan con comodidad y se abren fácilmente, al igual que el ascensor que también cumple las condiciones adecuadas.

En un 42,4% el acceso a la entrada está libre de escalones o cuenta con rampa o plataforma, el 29,3% las escaleras son accesibles por anchura y Pavimento, cuenta con pasamanos a ambos lados y el 7% incorporan un sistema de comunicación decente con el exterior. El estudio también recoge que solo un 24% de los edificios cuentan con elementos comunes de exterior como es un jardín, piscina o zona de juegos para niños.